CONQUISTA DE CHILE
Tuvo lugar en el siglo
XVI, siendo ésta la más característica en toda la conquista española.
La personalidad de Don Pedro de Valdivia.
Nació en Extremadura, el año 1501. A pesar de su humilde
origen recibió una muy buena educación, reflejada principalmente a través de
las misivas que enviaba al emperador. Se desempeñó en Flandes e Italia, al
igual que muchos de los conquistadores llegados al Nuevo Mundo.
Casado con Marina Ortiz de Gaete, el extremeño dejó su
natal España para aventurarse en las Américas, allí participó en la conquista
de Venezuela (1535), para luego ponerse a disposición de Francisco Pizarro en Perú. Bajo su mando, como "maestre de
campo", Valdivia aplacó la rebelión de los incas en Cuzco y luego venció
al sublevado Diego de Almagro en la Batalla de las Salinas, luego que este
regresara de su fracasada expedición en Chile.[1] Los triunfos del soldado le valieron el
reconocimiento de Pizarro, quién le otorgó
una encomienda y una hacienda en el valle de La Canela, como así también
una rica mina de oro en Porco, volviéndolo un hombre rico.
Nombrado teniente
gobernador por Fco. Pizarro, y obteniendo el permiso de este, Valdivia se
hizo hacia el Sur con una reducida hueste, entre esta estaba incluida una
mujer, Inés de Suárez y cerca de mil indios yanacones (=yanaconas).
Enviando cartas a sus amigos, aventurados
hacia la actual Bolivia (Alto Perú), emprendió su viaje tras endeudarse con un
comerciante, y ya disponiendo de ganancias que aún no conseguía. Sin embargo,
justo al momento que el tte. gobernador salía, llegó Pedro Sancho de la Hoz, antiguo secretario de Francisco Pizarro.
Este portaba una capitulación del mismísimo rey, Carlos V, quien le había otorgado la posesión de todas las tierras
al Sur del Estrecho de Magallanes (islas incluidas). Esto provocó la molestia
de don Pedro de Valdivia, que reclamó su legítimo derecho sobre esos
territorios. Francisco Pizarro resolvió la situación, pidiéndole a de la Hoz
que no interviniera en la empresa de Valdivia más que aportando recursos a esta
(caballos, armas y hombres), formando así una sociedad entre ambos.
Arriba
y a la derecha; se muestran las divisiones entregadas como concesión a los
conquistadores, en ella se aprecia el desconocimiento del territorio sudamericano
y la disparidad entre una y otra capitulación. Debemos recordar que no se conocía
aún el Paso Drake[2]
(detalle a la izquierda), todavía más al sur del Estrecho de Magallanes.
Comienzos de la conquista: la expedición inició por fin en enero de 1540,
siguiendo la ruta del Desierto de
Atacama que antes Almagro había usado para
regresar tras sus desventuras frente a los mapuches y la ausencia de oro. Allí,
en Tarapacá y Atacama, se agregaron a él Francisco
Villagra, Jerónimo de Alderete, Francisco Aguirre, entre otros españoles,
elevando la cifra de estos a 150.
En Copiapó, Valdivia tomó posesión de la tierra,
otorgándole el nombre de Nueva
Extremadura, sin lograr reemplazar el antiguo nombre de estas latitudes: Chile. Entre esos valles transversales debió
enfrentar las primeras hostilidades de los indígenas locales, cómo así también
la conspiración de Pedro Sancho de la Hoz. Esto último le permitió terminar con
aquella inútil y forzada sociedad. El 12 de febrero de 1541 fundó Santiago
de la Nueva Extremadura, estableciendo el primer cabildo[3] en Chile. En tanto los chilenos celebraban este primer cabildo abierto, en Perú se lloraba
el asesinato de Francisco Pizarro a manos de los almagristas que habían logrado
huir de la mano de Valdivia en Las Salinas.
Reconocido por sus propios hombres, Valdivia preparó su expedición más
al Sur, repartiendo sus soldados entre su recién fundada ciudad y los lavaderos de oro del Marga-Marga, en donde mantenía en
malas condiciones a una buena porción de mapuches traídos por un cacique local
(con el objeto de salvar su propia vida): Michimalonco.
Dirigidos por este, los enfurecidos indígenas atacaron la ciudad y la
incendiaron por completo, Valdivia llegó tarde para resolver la revuelta y sólo
la valentía y tesón de Inés de Suárez mantuvieron con vida a los pocos hombres
que el gobernador había dejado cómo resguardo en Santiago.
Alonso de Monroy fue enviado al Perú a adquirir provisiones
y a reclutar gente, pues Santiago había quedado devastado y incluso habían
debido recurrir al extremo de comer insectos para lograr subsistir, pero Monroy
tardó dos años en volver. Cuando al fin lo hizo Valdivia lo creyó un milagro
del Cielo, transformando a la imagen de la Virgen del Carmen, que traía Monroy,
en la patrona y santa de su nueva tierra.
En 1544 Valdivia encargó a Juan
Bohon la fundación de La Serena,
como ciudad de paso para el viaje hacia Perú, mientras tanto Juan Bautista Pastene recibió la misión
de explorar hasta el extremo sur, llegando hasta el paralelo 41º LS,
descubriendo la desembocadura del río Valdivia.
Valdivia vuelve al Perú: en Perú, una revuelta provocada por los hermanos del fallecido Pizarro,
mantenía en anarquía a aquel territorio. Esto fue propicio para Don Pedro,
quien con su labia acostumbrada logró que sus compañeros de armas le dieran el
oro que con tanto esfuerzo habían logrado reunir, con este, el conquistador
viajó de vuelta al Perú, con el plan de decir que: en Chile abundaba el oro. Pedro
de la Gasca, nuevo gobernador enviado por el emperador se alegró de
recibirlo, no tanto por su cargamento aurífero, si no porque necesitaba aplacar
la insurrección. El hábil y astuto extremeño venció sin mayores dificultades en
Sacsahuamán (1548), siendo nombrado por de la Gasca como gobernador de la Nueva Extremadura en nombre del rey, fijándose los
límites del territorio entre Copiapó y el paralelo 41ºLS, al Oeste con el
océano Pacífico y al Este con una línea trazada 100 leguas del mar (600 Km .)
Logro y fracaso de la empresa de Valdivia: cuando Valdivia regresó a Santiago, ordenó a
Francisco de
Aguirre que refundara La Serena (1549) en tanto preparó su
postergado viaje al Sur, llegando al Bíobío y encontrándose con la férrea
resistencia indígena, pero logrando vencer en Andalién para fundar después Concepción. Pero aún con su triunfo y
la toma de posesión de las ricas tierras cercanas al río, Pedro de Valdivia se
mantuvo firme en su deseo de conquistar más al Sur, enviando a Aguirre y a Villagra
al otro lado de la Cordillera. Mientras que el primero fundó Santiago del Estero, el segundó fracasó
en su intento de llegar hasta el Estrecho de Magallanes. También envió a Francisco de Ulloa con un pequeña flota, la cual navegó 30 kilómetros de
dicho estrecho. Pedro de Valdivia se había consolidado como estratega
militar y el orgullo adquirido en el campo de batalla lo llevó a cometer el
fatal error de subestimar a su enemigo. Era así que de entre todos sus
allegados mapuches se encontraba al hijo de un importante cacique (Curiñanca).
El muchacho estuvo a su servicio durante tres años (1550-1553), por el cual
recibió el nombre de Felipe. El joven
vio a Valdivia preparar varias de sus batallas contra los indígenas, aprendió a
montar como él lo hacía y también se introdujo en sus técnicas de combate y en
los deplorables castigos que se daba a los caciques y toquis capturados en
batalla. "Felipe" guardó secretamente su deseo de tomar revancha y
estando ya hecho un hombre decidió huir del lado de su protector. Se trataba de
Leftraru,
más conocido por nosotros como Lautaro, quien
se volvió toqui y se puso a la cabeza de la resistencia mapuche en contra de
los españoles.
Lautaro preparó una trampa a Valdivia, atacó varios fuertes a la vez,
organizando pequeñas dotaciones de guerreros, y tal como lo esperaba, don Pedro
dividió sus fuerzas y en persona fue hasta Tucapel para aplacar una revuelta indígena más. Sin embargo
se encontró con el fuerte Tucapel en llamas y sin nadie alrededor, hasta que comenzó
a ser atacado por furiosas oleadas de mapuches quienes les cerraban el paso
para que no huyera de la contienda. Los grupos de Lautaro se turnaban para
atacar a la reducida hueste de Valdivia, repetidas veces lo hicieron,
descansando a intervalos, de tal manera que los españoles no pudieron resistir
su propio agotamiento, siendo finalmente vencidos en combate. Tanto Arauco,
Purén y Tucapel se perdieron el mismo día (diciembre 1553). Existen
distintas versiones respecto de lo que ocurrió con Pedro de Valdivia, y salvo
su suplica para que no le quitaran la vida no existen datos documentados que
respalden las distintas versiones que existen, claro está que un hombre de su
importancia y jerarquía no pudo recibir nada agradable de sus eternos enemigos.
Desgobierno en Chile: era un problema para los cabildos decidirse
entre Villagra, Rodrigo de Quiroga o Aguirre para ocupar el cargo de gobernador
dejado por Pedro de Valdivia, mientras los del Sur querían a Villagra, el de
Santiago quería a Quiroga, a su vez que en la Serena y en Santiago del Estero
deseaban designar a Aguirre. Sin embargo no hubo acuerdo.
Francisco Villagra ignoraba como había caído Valdivia y
estuvo a punto de morir en similares circunstancias en Marigüeñu en 1554, al ir
mal preparado a enfrentar a los hombres de Lautaro. Esto vino a minar más aún
la ya debilitada moral de los españoles y en ese transcurso Lautaro pudo
hacerse de Concepción y de las ciudades y fuertes de más al Sur. Sin embargo, y
para suerte de los diezmados españoles, su plan de avanzar inmediatamente hacia
Santiago y La Serena se vio truncado por el tradicionalismo mapuche: la
costumbre de celebrar con grandes fiestas las victorias y menos aún salir de
sus tierras para unirse a otros rehues en lucha contra el enemigo invasor
común. Sumando a ello una peste de tifus que dio cuenta de un tercio de la
población, permitiendo en ese tiempo la reorganización del ejército español.
Extracto, Muerte de Lautaro, de
Alonso de Góngora y Marmolejo.
"(Francisco de Villagra) Topó con el
capitán Godíñez, que iba con 20 hombres
en busca de Lautaro; después de informado de la tierra que Lautaro tenía, y
donde al presente estaba, caminaron juntos a dar sobre él, con guía que los
llevaron por buen camino toda la noche, y a la que amanecía llegaron a un
carrizal, donde estaba con sus indios bien descuidado y durmiendo; porque fue
tanta la presteza que llevaron caminando, que Lautaro no pudo tener aviso.
Luego se apearon cincuenta soldados con los indios que llevaban por amigos, y
dieron con ellos. Los de guerra tomaron las armas para pelear, hallándose
cercados de cristianos pelearon con gran determinación, dando y recibiendo
muchas heridas. El Lautaro quiso salir de una choza pequeña donde se hallaba
durmiendo, y fue su suerte que un soldado, hallándose cerca, sin lo conocer, le
atravesó la espada por el cuerpo."
Aquel fue el fin de Lautaro en Peteroa, el año de 1557. En ese contexto
el virrey del Perú, Andrés Hurtado y
Mendoza designó a su hijo, don García
como gobernador de Chile.
Final del proceso de conquista
El joven de 21 años recibió de su padre el virrey una buena hueste de
soldados profesionales (450), habiendo destacado el mismo en combates en Europa.
Todo esto como prevención ante el temor de don Andrés por la fama de guerreros
que habían logrado los mapuches, la cual ya trascendía las fronteras del reino
de Chile.
Tal como Valdivia, don García menospreciaba a los españoles, pero
también desdeñaba la labor del fallecido conquistador, achacando a la supuesta
"ineptitud" de los españoles de Chile el fracaso de la guerra contra
los araucanos. Por todo aquello y por no escuchar las palabras de los veteranos
de la Guerra de Arauco, García Hurtado casi perdió la vida en el fuerte de San
Luís. Luego de eso logró vencer en Lagunillas
y Millarapue (1558). A su haber tuvo el honor de enfrentar a los valientes Caupolican y Galvarino, que en honor a
su fuerza y decisión, carecían de las dotes militares y la voz de mando de
Lautaro.
Posteriormente a sus triunfos, García Hurtado y Mendoza repobló
definitivamente Concepción y Angol (Los Confines), fundando Cañete y a costas
de gran esfuerzo, logró dar con el seno de Reloncaví.
Fueron alabanzas a la capacidad militar, la valentía y el arrojo del
pueblo mapuche, las obras de Alonso de
Ercilla y Pedro de Oña. El primero,
como hispano y participante de los acontecimientos que narró en su libro:
"La Araucana". Es un libro
de carácter autobiográfico que revela varios detalles de la España de Felipe
II, en sus líneas aparece la desavenencia
que don Alonso tuvo con el gobernador García Hurtado y Mendoza. Esta
rencilla dejaba fuera de la historia
de Chile a don García, que de regreso en España, para recibir su título de
virrey del Perú, encargó al poeta Pedro de Oña, nacido en Chile pero residente
en Lima, el libro llamado "Arauco
Domado", en la cual Hurtado y Mendoza es la principal figura.
La sociedad colonial del Reino de Chile
(siglo XVI)
1-Incipiente desarrollo económico
La necesidad de importar desde Perú todos los elementos materiales para
asentar definitivamente la población española en Chile, obligaba a contar con
recursos que enviar al virreinato, esto le dio una gran importancia a las
faenas mineras (Marga-Marga, después más al sur) y por ello este siglo es
conocido como "el siglo del oro".
Junto a esta actividad también proliferaba la producción de alimentos, que
debido a la carencia de un mercado comprador sólo rendía lo suficiente para las
aldeas, que era lo que eran en
realidad las llamadas ciudades de la
conquista. La actividad artesanal era casi inexistente.
2-La amenaza naval
Los corsarios eran piratas
al servicio de las coronas enemigas de España, recibían patente de corso para atacar puertos y navíos españoles. En ese
tiempo el más celebre fue Francis Drake,
corsario inglés, capitán del Golden Hind,
a bordo del cual atacó Valparaíso y La Serena, obteniendo éxito sólo en el asalto del primero.
3-Fracaso de la colonización del Estrecho de Magallanes
Había sido el gran afán no concretado de Pedro de Valdivia, pero España
recién tomó en serio dicha cuestión al entender el peligro del avance de la
marina inglesa y holandesa.
Felipe II otorgó a Pedro
Sarmiento de Gamboa la empresa
de conquista del Estrecho, este fundo dos ciudades, Nombre de Jesús y Rey don Felipe en 1584, sin embargo tres años
después el fracaso fue evidente. En su bitácora de mar, el corsario inglés Thomas Cavendish relató lo que sufrían
los quince sobrevivientes en Nombre de Jesús, haciendo tristemente hasta
nuestros días a dicho establecimiento con el nombre de Puerto del Hambre.
4-Encomiendas
Para la corona española fue todo un problema ya que por una parte tenía
la obligación de evangelizar (bulas papales=ordenes del Papa) a los
"indios" de las Américas, en tanto, como la conquista era una empresa
de carácter privado, se debía compensar a los conquistadores con gentes que
trabajasen en la fundación de las nuevas ciudades, pues estas aseguraban el
territorio para la misma monarquía.
5-Motivaciones peninsulares
Durante los reinados de los reyes católicos Isabel de Castilla y
Fernando de Aragón y también de Carlos V, los españoles sentían que estaban
cumpliendo una misión evangelizadora, acababan de unificar su nación en Europa
y eran el gran bastión del catolicismo en el contexto de la reforma, por ello era su
deber cristianizar a los pueblos paganos y defender al catolicismo de quienes
lo atacaban. En esto había una dualidad para el conquistador llegado a América;
por un lado era militar y su afán e ideal era el del cruzado medieval, evangelizador
por la fuerza más que por al fe, en tanto que por su propia determinación no
sólo buscaba riquezas para alcanzar un mejor pasar en su vida, también lo hacía
para dejar grabado su nombre a posterioridad, aquello era lo más destacado del hombre
del mundo moderno, la aspiración de guerreros como Valdivia: "la fama y el
renombre" alcanzado a través de las obras, no sólo de la fe, si no las
obras personales; el heroísmo.
La conquista también permitió hacer desaparecer la brecha entre los
ricos y pobres llegados a América, los hidalgos
y los villanos tenían una motivación especial para venir a conquistar, los
primeros por poseer algún rango (apellido o educación), ameritaban contar con
mayor poder económico, los segundos sólo por el hecho de salir de su condición
de miseria en la Península Ibérica. Sin embargo algo si igualaba a todo español
llegado al Nuevo Continente: "el
servicio al rey" y el hecho de "propagar
la fe católica".
GLOSARIO (Siglo XVI en Chile)
Capitulación: contrato entre el rey y un particular, el cual
permitía al segundo hacer nombramientos, explotar y repartir tierra en nombre
del rey, pagando un porcentaje de su
producción a la corona.
Campeadas: salidas en busca de enemigos (españoles en busca de
mapuches)
Encomienda: se entendía como una compensación hacia los
descubridores y conquistadores, en esta se entregaba cierto número de indígenas
durante una o dos generaciones. Había dos tipos de encomienda, una de tributo (por el pago de ciertos
impuestos) y otra de trabajo (se
evangelizaba por servicio), en el caso de Chile operó la encomienda por
servicio, también operaron las tasas[4], como una manera de evitar la eliminación
sistemática de la población originaria.
Explotación de los indios: los originarios de América vivían, en su
gran mayoría, de lo que la tierra les daba, salvo los pueblos más avanzados;
las tres culturas clásicas[5] y los pueblos agroalfareros que sí
dependían de su inteligencia para vivir. De tal manera que la llegada de los
españoles produjo un verdadero cataclismo para las sociedades que aún se
encontraban en una etapa formativa. Las pestes, la sobreexplotación y el abuso
no importaban como una obligación ni a la corona ni al conquistador, sí a la
iglesia, que sentía la obligación el cristianizar, así lo manifestó Bartolomé
de las Casas (obispo de Chiapas) que en oposición al maltrato contra los
indígenas se transformó en su mayor defensor.
Malocas: invasión en tierras indígenas.
Malones: ataques sorpresivos de los mapuches, rapto de mujeres
españolas.
El gasto de guerra en Chile resultó ser el más alto en
toda la América española, pues era una verdadera máquina que consumía recursos
sin producir demasiado, sin embargo debe entenderse que era de especial
relevancia para el imperio español, pues su posición, al sur del virreinato del
Perú y el virreinato de la Plata, servía como resguardo armado ante una posible
invasión de los enemigos de España (Inglaterra-Holanda-Francia).
LA COLONIA EN CHILE (Siglo
XVII)
Comenzó con el gobierno de Alonso de Ribera (1601) y finalizó con la
Primera junta de Gobierno en 1810.
Estuvo caracterizada por:
1-Pobreza: lejos de producir, Chile significaba una carga para
España, pues debía suministrarle gran cantidad de recursos para garantizar su
supervivencia.
2-La violencia: caracterizada por el largo conflicto con
los mapuches.
La pérdida del sur de Chile
Tanto por la capacidad guerrera, como por la escasez de recursos, en
especial humanos, enviados desde el Perú, toda expedición hacia el sur (siempre
durante la buena estación) terminaba en fracaso.
Angol se encontraba sitiada por indígenas y en una acción de infinita
desmesura, el gobernador, García Oñez de
Loyola llevó un reducido grupo de hombres para liberar la ciudad, aquel
episodio de nuestra historia es conocida como el desastre de Curalaba (1598). Aquella masacre fue obra del toqui
Pelantaro, quien destruyó toda la obra de los españoles al sur del Bíobío;
haciendas quemadas y demolidas, animales robados, mujeres y niños secuestrados,
hombres muertos. Este hecho marca el fin definitivo de la conquista.
En 1601 Alonso de Rivera fue
designado gobernador y capitán general del Reino de Chile. Rivera había
luchado
en Flandes y por ello supo interpretar muy bien las condiciones de guerra en
Chile. Por disposiciones del gobernador, se abandonó Valdivia y se dejó a
Villarrica a su suerte. Ribera creó un ejército
profesional permanente, financiado
por medio del real situado, que era cierta cantidad de especies y dinero que
enviaban los virreyes del Perú con el único fin se conservar Chile para la
corona española. Se entendió por ese
entonces que el río Bíobío quedaba como frontera divisoria entre Chile y la Araucanía.
Rivera utilizó la técnica de la fortificación, poco a poco comenzó a
avanzar hacia el sur tomando posesión de los cursos de agua, fortificándolos y
apartando a los mapuches de esas zonas.
La solución violenta de Felipe III: hastiado ya de la tenaz resistencia de los
"tales vilipendiados indios", el rey de España, Felipe III decretó
que todo aquel mapuche en resistencia y o "indio en guerra" debía ser
sometido y considerado esclavo, pues se oponía al derecho natural de su señor,
el rey, a ser parte del reino de Chile, como así también, se oponía a la
asimilación de la verdad divina de la religión. Esta solución encontró un fracaso rotundo, pues instó a que los mapuches
de defendieran con mayor fuerza todavía.
Posición conciliadora: España entendía que era una gran vergüenza
y un desprestigio para toda la corona que los tercios de su ejército, campal
triunfador en Europa, fuera batido con éxito por unas simples hordas indígenas
armadas con lanzas y flechas. Por ello aceptó la idea del jesuita Luís de Valdivia, quien pretendía
llevar a cabo una guerra defensiva, la
cual consistía en respetar las tierras de los indígenas y que estos respetaran
las ciudades y fuertes de los españoles, que se llevara a cabo un canje de
prisioneros y que los misioneros pudieran llevar su labor evangelizadora más
allá de la frontera que suponía el Bíobío. A pesar de sus buenas intenciones
esta medida tampoco tuvo éxito.
Las paces: Francisco López de Zúñiga,
marqués de Baides, aprovechó el debilitamiento de la resistencia indígena, por
epidemias y por las victorias de su antecesor Lazo de Vega, para solucionar de
manera incruenta y definitiva el conflicto. De esa forma se celebró el parlamento de Quilín (1641). A dicha ceremonia
asistieron el mismo gobernador, autoridades civiles y por el lado mapuche los
principales caciques con sus conas respectivas.
En la practica fue un triunfo
para los segundos, pues se acordaba no invadir sus tierras y también les
regresaba a muchos de sus hombres, a cambio básicamente de detener los ataques
contra las ciudades fronterizas y permitir la acción de los misioneros
cristianos, como así también el apoyo a España en caso de una invasión inglesa
o holandesa. Esta paz relativa tampoco tardó mucho tiempo en desmoronarse, pues
para los mapuches fue evidente la debilidad de la diplomacia española, en tal
forma que nuevamente volvieron a sus pillajes y ataques contra las ciudades
cercanas al Bíobío, como así también, por parte de los españoles, el consecuente
levantamiento de fuertes aislados unos de otros y que malamente servían como
posiciones de avanzada. En dicho contexto los araucanos no estaban tampoco en
lugar de organizar una gran ofensiva, sin embargo, un nuevo líder hizo
aparición, el mestizo Alejo, quien
paradójicamente tenía muchas de las aptitudes de Lautaro. Dicho toqui atacó con
éxito los fuertes, destruyéndolos. Esta situación se mantuvo hasta 1661, ya que
las propias mujeres del mestizo le dieron muerte, molestas por la preferencia
que daba a su nueva mujer criolla[6]. Así los malones
comenzaban a transformarse en un vicio indígena, en búsqueda de mujeres, niños
y objetos materiales que pudieran obtener de los españoles. En este contexto,
sustentado por los malones de los
mapuches, se dio paso al mestizaje en la frontera, y podemos entenderlo como el
principio de la distensión de la llamada guerra
de aruco.
[1] Diego de Almagro
esparció la mala fama de Chile al llegar de vuelta a Perú, aquello le valió a
aquellos fallidos aventureros el seudónimo de: "los de Chile", epíteto usado contra el fracaso y el
disgusto de los hombres de Almagro en contra del virrey Francisco Pizarro.
[2] El Pasaje de
Drake, Paso Drake o Mar de Hoces es el tramo de mar que separa América del Sur
de la Antártida, entre el Cabo de Hornos (Chile) y las Islas Shetland del Sur
(Antártida). Comunica el Océano Pacífico al Oeste con el Mar del Scotia al Este.
Su anchura es de unos 800 Kms. Sus aguas son de las más tormentosas del mundo,
pues se trata del encuentro de los dos oceános más importantes del planeta, el
Pacífico y el Atlántico. Fue descubierto por el marino español Francisco de
Hoces en 1525, cuando su barco, el San
Lesmes, que formaba parte de un convoy (sistema de flotas) que trataba de
cruzar el Estrecho de Magallanes, fue arrastrado por un fuerte temporal hacia
los 55º LS, viéndose obligado a llegar al Océano Pacífico bordeando el Cabo de
Hornos, nunca antes divisado por otro europeo. Por esta razón los españoles lo
llaman Mar de Hoces hasta el día de hoy.
El primer viaje documentado a través del paso fue el del barco Eendracht, comandado por Willem Schouten en 1616. Posteriormente, a raíz del viaje del pirata inglés Sir Francis Drake, los cronistas anglosajones impusieron mayoritariamente el nombre de Pasaje de Drake al Mar de Hoces, ya que fueron las primeras cartas con buenos datos geográficos respecto a la región.
El primer viaje documentado a través del paso fue el del barco Eendracht, comandado por Willem Schouten en 1616. Posteriormente, a raíz del viaje del pirata inglés Sir Francis Drake, los cronistas anglosajones impusieron mayoritariamente el nombre de Pasaje de Drake al Mar de Hoces, ya que fueron las primeras cartas con buenos datos geográficos respecto a la región.
[4] Tasa de Santillán:
fue creada en 1559 por Don Hernando de Santillán en el Gobierno de García
Hurtado de Mendoza y estipulaba: a) Prohibición a que se ocupara a los
indígenas como transporte de carga. b)Estableció la jornada de trabajo, media hora
después de la salida del sol y media hora antes de la puesta de sol. c)
Estableció la mita en los lavaderos. d) Reglamentó la vestimenta y alimentación
de los indígenas. d) Acordó que la sexta parte (sesmo) del oro extraído fuese
reservada para invertir en los mismo indígenas; ropa, animales, útiles, etc.
Tasa de Gamboa: de 1580 en el gobierno
de Rodrigo Quiroga por don Luís de Gamboa; consistió en cambiar el pago de
tributo de servicio laboral por especies o productos preciosos (oro y plata)
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